Despertarse. Preparar el desayuno. Llevar a los chicos al colegio. Ir a la oficina. Soportar presiones, chistes y acosos machistas. Volver a casa y lidiar con el lavarropas, la cena, los hijos y el marido.
Seguramente les resulte familiar. El margen para la distención y el desarrollo físico y espiritual es cada vez menor. Hace rato que las obligaciones han superado a los placeres. Las causas del estrés en la mujer difieren de las del hombre basándose principalmente en los roles sociales que desenvuelven: madre, esposa, amiga y trabajadora.
Si presentas habitualmente estos síntomas: migrañas, imsomnio, desconcentración, dolor estomacal, insatisfacción laboral, depresión y ansiedad, abre los ojos, consulta a tu médico y replantea tus prioridades. La salud siempre está primero.
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