Verdades y mentiras sobre la soja


¿Es tan buena la soja como la pintan? ¿Debemos tomar alguna precaución de consumo? ¿Pueden tomarla los niños? Damos respuesta a las preguntas más frecuentes sobre la soja.
Ha irrumpido con fuerza y su consumo crece día a día. Para muchos, la soja y sus derivados son una extraordinaria fuente de salud capaz incluso de sustituir a alimentos como la carne o la leche, pero algunos especialistas aseguran que no todo son ventajas al hablar de esta leguminosa.

Hasta hace pocos años, los alimentos elaborados a base de soja eran auténticos desconocidos pese a que el cultivo de esta planta, originaria del sureste asiático, se ha llevado a cabo durante siglos. Es un alimento rico en proteínas vegetales y aminoácidos esenciales por lo que pocos discrepan sobre su alto valor nutricional. En su composición destaca, además, la presencia de fitoestrógenos (isoflavonas), minerales, especialmente calcio, hierro y zinc y ácidos grasos poliinsaturados (linoleico y del tipo omega 3).

La soja puede consumirse de múltiples formas, simplemente hervida como cualquier otra legumbre (son necesarias varias horas) o incluida en distintos productos derivados: aceite de soja, salsa, leche y lácteos, harina, tofu (parecido al queso fresco), miso (pasta de soja), etc.

Todos los expertos coinciden en que tanto el cultivo como el tratamiento de la soja influyen en su calidad final y en los beneficios que puede aportar a la salud. Se le “acusa” de ser uno de los cultivos transgénicos más habituales y de que en muchas ocasiones no se sigue el proceso de fermentación natural indispensable para que sus nutrientes puedan ser absorbidos por el organismo humano.

Defensores y detractores
En unos años, la soja ha pasado de ser un alimento casi “milagroso” a ser cuestionada e incluso desaconsejada por algunos médicos y nutricionistas. Los estudios continúan y hay opiniones de todo tipo, aunque la mayoría coincide al afirmar que la soja tiene propiedades beneficiosas siempre que se hable de un consumo moderado que no supere los 30 gramos diarios. Algunas de las cualidades positivas que señalan los expertos son:
Su rica composición en proteínas, minerales y aminoácidos esenciales que le confieren un valor proteico similar al de otros alimentos básicos como la carne, los huevos o la leche.
Una menor presencia de carbohidratos, lo que hace que sea un producto idóneo para controlar el peso.
Alto nivel de calcio, perfecto para fortalecer los huesos y prevenir enfermedades como la osteoporosis.
No contiene lactosa, por lo que es una alternativa para aquellos que no toleran la leche de vaca.
La presencia de colesterol es nula convirtiéndose en un alimento que ayuda a su control y a reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares.
La fibra es parte importante en su composición, algo que favorece el tránsito intestinal.
La presencia de fitoestrógenos (isoflavonas) es lo que genera un mayor debate a la hora de hablar de las propiedades de la soja. Estos estrógenos vegetales actúan de forma similar a la hormona femenina del mismo nombre y es aquí donde no hay acuerdo.

Para los defensores de la soja los estrógenos ayudan a aliviar los síntomas de la menopausia y además pueden ejercer una acción preventiva en la aparición de determinados cánceres como el de mama. La opinión opuesta afirma que la excesiva ingesta de estrógenos puede afectar de manera negativa al sistema endocrino (especialmente a la glándula tiroides) e incluso causar problemas relacionados con el sistema reproductor.

Pese a la rica composición de la soja, algunos estudios consideran, además, que la presencia de fitatos (ácido fítico) hace que la absorción de esas vitaminas y minerales sea mínima, sobre todo si la soja no ha sido fermentada correctamente.

Como norma general, no puede decirse que el consumo de soja resulte perjudicial. Son muchas sus ventajas nutricionales y los beneficios que aporta al organismo, pero no debe ser la base exclusiva de una alimentación equilibrada, especialmente si hablamos de niños.

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