La Naturaleza, el mejor relax


Los paisajes y entornos naturales reales, que la persona observa "en vivo, en directo y sobre el terreno" tienen un efecto más calmante y reducen el ritmo cardíaco más rápidamente, que aquellos que son observados a través de una pantalla mediante un sistema tecnológico de imágenes. Lo natural, cuanto más natural... mejor.
El sol asomando por el horizonte con el mar en primer término, un lago de aguas serenas y cristalinas, un bosque teñido de dorado por los rayos solares, unos picos nevados cuya cima se pierde entre las nubes, un prado lleno de flores por dónde discurre un arroyuelo… Son todas imágenes tan naturales como emocionantes, que invitan al sosiego y al bienestar, que nos conectan con la paz interior y que la mayoría de la gente disfruta al observar.

Pero no es lo mismo contemplar un panorama majestuoso en la realidad, a través de la ventana de la casa o el coche, o inmersos en el mismo paisaje, que hacerlo a través de una pantalla de alta tecnología, situada sobre la mesa de nuestro despacho, salón u oficina, por más perfeccionada que sea su calidad y elevada su resolución, según sugiere un reciente estudio.

De acuerdo a una investigación realizada por un equipo de la Universidad de Washington, EE.UU. dirigido por el psicólogo Peter Kahn, una representación tecnológica de la naturaleza no tiene los mismos beneficios psicológicos que la naturaleza real.

Para comprobar como reaccionan las personas ante la naturaleza y su representación tecnológica, los investigadores reunieron a 90 estudiantes y los sometieron de manera individual a cuatro tareas mentales leves, como pruebas de lectura y otras actividades creativas, mientras monitorizaban el trabajo de su corazón y su ritmo cardíaco.

Un tercio de los participantes se sentaron frente a una ventana a través de la cual veían el “campus” universitario, una fuente y árboles, otra treintena miraba el mismo paisaje en una televisión de plasma y el resto estaban encarados a la pared. Simultáneamente, una cámara sincronizada con un monitor cardíaco registraba los movimientos de los ojos de los alumnos.

Se comprobó que los participantes que miraban el televisor lo hacían con la misma frecuencia que los que contemplaban la ventana, pero ésta atraía la atención de los estudiantes durante un lapso más prolongado que la pantalla de plasma.
En las actividades en las que más miraban por la ventana, el corazón de los individuos latía más lento que durante las tareas en las que pasaban menos tiempo contemplando el paisaje. Sin embargo, este fenómeno no sucedía con el monitor de televisión.

EL PODER DE LO NATURAL

"Disfrutar del bosque, la playa, la montaña o el campo. Pasear al aire libre. Estimular el olfato, la vista, el oído, y el tacto, así como la mente y las emociones, con el verde de las plantas, el trinar de los pájaros, las caricias de los rayos solares, la brisa o el agua pura son algunos sencillos deleites que están al alcance de la mano y forman parte de uno de los recursos terapéuticos más eficaces que se conoce: la naturaleza”, según el psicólogo José Elías, director del Centro Joselías de Madrid (España).

Según este experto, “el disfrute del entorno natural es uno de los principales estimulantes de la liberación de endorfinas: unas sustancias que segrega nuestro cerebro que tienen la particularidad de aumentar nuestro bienestar y son capaces, también de neutralizar el estrés, la ansiedad, el cansancio o la tristeza, que a veces nos invaden”.

Así es que ya lo sabes. Si de relajarse se trata, cuando el estrés o el esfuerzo cotidiano se aposenta en nuestro ánimo, lo mejor es disfrutar de la naturaleza, pero en un entorno real...

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