La ducha luego de hacer ejercicio


Para todos, el paso que inevitablemente le sigue a una clase de gimnasia es una buena ducha para relajarnos del esfuerzo realizado. Si nuestro cuerpo hablara, no hay dudas de que nos pediría un baño de agua fría para refrescarse y quitar hasta la última gota de transpiración que quedó después de hacer ejercicio.

Además de su efecto relajante, la ducha luego de hacer ejercicio es necesaria para mantener la higiene y limpiar la piel del sudor, las impurezas y los desechos que nuestro cuerpo segrega durante la actividad física. Sin embargo, es un hábito que también tiene sus contras si no se lo realiza de la manera adecuada.

Uno de los errores más frecuentes es el baño con agua fría. Como te decía en la introducción, es normal que nuestro cuerpo pida una ducha fresca para reducir la sensación de calor y transpiración, pero no es la opción más saludable. Cuando nos ejercitamos, sube la temperatura del cuerpo y si inmediatamente te bañas con agua fria, tu organismo puede recibirlo como un verdadero impacto.

Por ello, lo mejor es que dejes que tu cuerpo enfríe del entrenamiento y esperes 15 minutos antes de ingresar a la ducha. Si tuviera que recomendarte la temperatura ideal a la hora del baño después de una intensa jornada de ejercicios, te diría que la mejor opción es el agua caliente: quizás te de calor, pero relaja los músculos y mantiene activa la circulación.

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