Como era de esperar un estudio encontró que las personas con sobrepeso u obesas, tenían más probabilidades de tener una presión sanguínea sistólica elevada (hipertensión).
Los resultados sugieren que las personas que están tratando de disminuir su riesgo a la hipertensión, deberían centrarse en la pérdida de peso, que en este caso es más importante que la aptitud física, siendo ésta un objetivo secundario.
La obesidad es un fuerte indicador de la presión arterial o hipertensión, disminuyendo su riesgo cuando se tienen un peso normal, ya que este rige el manejo de la presión arterial, en lugar de su forma física, según cardiólogos de la Universidad de Texas.
Uno de cada tres adultos estadounidenses tiene presión arterial alta (por encima de 140/90) entre ellos más de la mitad son mayores de 55 años y esta condición pone a una persona en mayor riesgo de padecer un accidente cerebro-vascular, infarto de miocardio o enfermedad renal.
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