No sólo durante el día debemos llevar una vida saludable, sino que en los últimos momentos antes de dormir también deberíamos poder hacerlo. Esto es importante, ya que va a influir directamente en la calidad del sueño, y este sueño será influyente en el día siguiente, y así sucesivamente.
No pensemos que sólo tenemos que preocuparnos por tener un buen día, sino que buenas noches también. ¿Cómo podemos lograr esto? Responder esa pregunta es lo que me he propuesto con este artículo.
Luego de un día agitado lo mejor que podemos hacer para relajarnos y cambiar nuestro humor y la manera en la que nos sentimos es con cosas calientes. Me refiero a un baño caliente, un vaso de leche caliente o una sopa, lo que sea. El baño ayudará a relajar todos nuestros músculos que pueden estar tensos, y la leche por si nos da un poco de hambre antes de dormir, pero no lo suficiente como para comer algún snack.
En el plano físico, lo que nos podemos proponer es estirarnos. Nada demasiado complicado, simplemente estirarnos despacio o hacer algunas poses de yoga también podría ayudar mucho a conseguir un buen estado físico antes de dormir.
Por otro lado, en un plano más espiritual, leer algo relajante e inspirador ayuda mucho, así también como visualizar el día siguiente, cierra los ojos por unos 10 minutos y piensa en las cosas que harás el día siguiente, intenta de mantener pensamientos positivos (incluso aunque sea muy difícil que las cosas se den así, ten pensamientos positivos al respecto). Otra actividad que puede ayudar es escribir todo lo que tienes que hacer al día siguiente.
Por último, y al menos en mi caso lo que más disfruto es hacer una lista de gratitud. ¿Qué agradeces del día que está por terminar? Escríbelo en un pedazo de papel y guárdalo.
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