Puedes amar tu trabajo y estar feliz con lo que haces, pero apuesto que no piensas eso todos los días cuando te levantas muy temprano por la mañana. Esto es algo que detesta casi todo el mundo (aunque también en muchos casos el sueño y cansancio vienen en otro momento del día, como por ejemplo después de almorzar). De cualquier forma, siempre hay un horario en el que sientes que necesitas dormir. Ten en cuenta estos pequeños y fáciles trucos para tener más energías al ir a trabajar.
Acondicionar el reloj biológico. Además del despertador, nuestro cuerpo posee un reloj biológico. Si nos acostumbramos a despertarnos a determinado horario, nuestro organismo regula las horas de sueño y en ese horario será más fácil levantarse. Por eso es importante mantenerlo durante los días que trabajamos e incluso durante las vacaciones. Quizás no sea exactamente el mismo horario, pero sí algo aproximado. Así será mas fácil día a día poder despertarnos mejor y con más energía.
Cantar. Sí: aunque parezca raro, esto ayuda mucho. Una vez que nos despertamos es bueno escuchar algo de nuestra música favorita y acompañarla cantando. Es algo muy relajante y terapéutico, ¡y nos ayuda a comenzar mejor por las mañanas! También mientras vamos camino al trabajo, o en algún momento de descanso. Pruébalo y veras cómo cambias la actitud.
Comer chocolate o algo dulce. Cuando nos invade el sueño o el cansancio es recomendable ingerir un trozo de chocolate o algún caramelo. Esto agrega una dosis de glucosa al cuerpo que nos repondrá la energía y atención, además de mejorar nuestro humor.
Comer mucha fruta e ingerir agua. Es fundamental, ya que aportan hidratación y nutrientes necesarios para mantener nuestra concentración durante el día. Las frutas aportarán energía, además de alimentarnos sanamente.
Usar colores brillantes. La vestimenta también influye en nuestro cuerpo. Utilizar colores más alegres y llamativos nos dará mayor energía y ganas de continuar el día.
Otro detalle que nos ayudará mucho es al momento de comer: procura hacerlo en porciones pequeñas. Después del almuerzo nuestro organismo se detiene en la digestión y nos quita energía para seguir trabajando. Es inevitable que nos genere un poco de sueño (nos pasa a todos y es normal). Lo ideal sería dormir una pequeña siesta de 5 minutos, pero si comemos con prudencia y lo justo y necesario no provocaremos el bajón que ocurre después de alimentarnos, o por lo menos lo reduciremos bastante.
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